7 Islas Canarias, 7 Retos solidarios
Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa
Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa
Día 9 de Octubre. Llegamos a Gran Canaria, donde nos
estaba esperando el Presidente de la Federación Canaria de
Triathlon, Juan Carlos Serrano, y mientras yo estaba desayunando, Lorea estaba organizando
el tema de los coches y el equipaje junto con el resto del equipo: mi sobrino David y mis padres; yo tenía una
cara de muerto viviente ese día que no daban dos duros por mí, ni yo tampoco jjajajjajajjjaja.
Después de desayunar algo en el aeropuerto marchamos dirección a la base militar de Gando donde iba a realizar lo que era el segmento de natación y la transición a la bicicleta. Juan Carlos me preguntó en ese momento qué quería tener preparado para cuando saliera del agua, y yo le respondí que un bocata de lomo y queso con un poquito de mayonesa, zumo de pera piña y un café doble, y él se rió, pero le aclaré que no era broma.
La natación fue guay, fui acompañado por dos nadadores de buen nivel y además por una zodiac y un kayak, realizando el mejor de los tiempos de la natación de los 7 días, 1:04, realmente no me lo podía creer viendo el día que me esperaba. Al salir me comí mi bocata y tomé mi café y cuando tenía todo listo retomé y salí a completar la bicicleta.
El circuito fue marcado por ellos y fue realmente llano, fue la mejor media realizada de los 7 días, realmente maravillado de mí mismo, eso si, fue algo caótico porque fue una gran parte por la autopista. El juez (primero Gonzalo y luego Luis) iban en el coche que me guiaba, y entrando en Vecindario lo más gracioso fue cuando paso uno de los puentes de la carretera y me gritan ¡!Patricio!!! Como yo tenía el GPS conectado al móvil me seguía la gente, era una amiga del Facebook seguidora del reto, Solimar, y cuando paro a hacer mi avituallamiento miro el Facebook y veo colgado el video, realmente me pareció increíble que me siguieran cuando pensé que sería de más a menos.
Fueron pasando los kilómetros y llegamos a la zona
del muelle donde realicé la transición a la carrera a pie que fue marcada por
un juez de la federación, mas exacta no pudo ser, iba acompañado por una
jueza, Susana, en bici unas vueltas y otras vueltas por otro juez, Ferrer. Vino a saludarme un
triatleta que conocí en Roth y tal y
como estaba vestido me acompañó corriendo 10 kilómetros. Cuando
iba por el paseo me crucé también con un chico que estaba corriendo y me
reconoció y se puso a correr conmigo y me acompañó unos kilómetros. También
estuvo un fisio, Víctor, y dos seguidoras del reto que se quedaron donde daba el
giro y perduraron hasta finalizar los 42,200 kilómetros.
Eso si, el que nunca fallaba era mi equipo que se turnaban para comer para que cuando
yo llegara tuviera preparado lo que comería o bebería. Ese día fuimos más
inteligentes y cambiamos el hotel y nos quedamos cerca de donde finalicé, es
decir había recuperado unas horas, pero al final entre organizar, comer algo y
dormir siempre se nos iba la hora.
Igualmente el sexto día iba contento, con un par de
horas de ventaja para realizar el reto de Fuerteventura. Llegamos al aeropuerto acompañados de Juan
Carlos, pasamos las cosas por el control y todo listo para cargar y no me
dejaban pasar a mí porque en mi documentación había un número diferente de lo
que tenían ellos apuntado, así que lo que adelantamos se fue al garete. Así
comenzó el día y continuó igual de torcido, gracias a Carlos, el piloto del helicóptero
que tenía un amigo en los bomberos de Fuerteventura y que vinieron a buscarnos
para trasladarnos a Las Playitas y al juez de la federación, Gonzalo, que
estaba desde el día anterior en Fuerteventura, y estuvo por la mañana con el
director de Las Playitas, porque éste no estaba enterado de nada, cuando
supuestamente yo había hablado personalmente con el Concejal de Deportes
de Tuineje para prepararlo todo, pero allí nadie tenía ni idea, ni él, ni los
bomberos ni nadie que se parezca. Así que a improvisar, era lo único que
quedaba, y suerte que el juez tenía un amigo allí, Johny, que nos ayudó a
reorganizamos, preparar todo y comenzar. Se fue todo lo recuperado al diablo,
comencé a nadar después de la 13:30 horas, y no sólo eso, como no soy nada
ducho en el mar nadé corriente en contra a la vuelta, se me hizo eterno, y más
con el cabreo que tenía por dentro.
Salgo del agua y me preparo para la bicicleta
creyendo que estaría como en otras veces que he ido a entrenar por esa isla, es
decir, viento en contra hacia Corralejo y a favor a la vuelta, pero ese día estaba
todo cruzado, ni de ida ni de vuelta, creo que era una prueba o una barrera
para ver si lo pasaba o no, jajajjaja, pero bueno había que seguir y no
desmoralizarse, ya teníamos un 80% hecho. Así que a Corralejo y luego
pedalear hasta cumplir con los 180 kilómetros más allá del cruce que va a Las
Playitas, donde me cambié y volví corriendo sobre la misma carretera con
dirección a Corralejo de nuevo, así donde acabara me quedaría más cerca del
hotel y no estaríamos tan retirados, aunque lo sería igualmente.
La carrera se hizo muy larga y aburrida, de noche
mucha soledad, y corriendo por la orilla de la carretera no era nada llevadero,
además donde parece que no hay subidas resultó un rompe piernas: frontal,
chaleco reflectante y seguir adelante, fue un día terrible por todos los inconvenientes,
pero lo pudimos acabar a las 5:15 h de la mañana aproximadamente. Pero lo malo
era que teníamos que llegar al hotel, comer algo, acostarnos 1h 15’ ó 1 h:30’ más o menos, reorganizar todo para
trasladarnos a Lanzarote en el barco de las 8 de la mañana y seguir a
por la 7º y última isla que pertenece al reto, aunque no todo acabaría en
Lanzarote.
Día 11 de octubre, isla de Lanzarote, llegamos en el ferry después
de las 8:30 y me recibieron los niños, monitores y directivos de la Asociación Tiguanfaya,
y no solo ellos, estaban unos moteros esperando para subir al barco y me dieron
la enhorabuena por lo que venía logrando, pitando con sus motos. Ya entraba en
la etapa final, había que organizarse, bajar, recoger los coches y salir
directos a Puerto del Carmen donde se iba realizar la natación. Al llegar allí estaban
los jueces de la federación, el delegado José Luis, y su equipo colaborador y
voluntarios.
Al bajar del coche se sorprendieron porque llegué
conduciendo yo, y ya nada mas bajar estaba el Concejal de Deportes de Tías
y el montaje de Tripasión, con su mecánico Jorge Delgado, para
armar la bici y ponerla a punto porque en 1080 kilómetros no me
habían causado ningún problema ninguna de las dos máquinas Scott . Se juntó algo
de gente mientras preparaba las cosas y había dos triatletas de Alemania que me
acompañaron en la natación y luego en parte del trayecto en bicicleta, eso sí
siempre presente Protección Civil que me acompañó en la natación y en la
parte de la carrera.
Nadé y la gente estaba ahí en la playa, tanto los de
Tinguanfaya como gente de aquí de la isla que se habían hecho eco de lo que
estaba realizando en las Islas Canarias. Después de nadar me comí el bocata que
consiguió Lorea en un bar cercano y salí en bicicleta acompañado de los 2 alemanes, que me acompañaron
hasta donde yo cogía dirección a Los Hervideros, donde paramos a tomar un café,
y desde ahí me acompañó en bici mi mecánico Jorge Delgado durante unos cuantos
kilómetros hasta el llegar a Teguise. Por el camino se unió David Himmelsbach, luego paramos a tomar el café y comer
un trozo de pastel de manzana y se acercaron amigos y conocidos a saludarme y
también se acercó el canal de TV. Después de esa parada David me acompaño a hacer
todo el norte, hicimos una parada en el Mirador del Río, lugar mítico
mío y favorito, para comer un bocata de tortilla y charlar un poco con la gente
que me estaba haciendo el aguante. Nos abrigamos para realizar la bajada que ya
estaba atardeciendo y estaba fresco, e hicimos la bajada como realmente
me gusta a mí, a toda leche, y llegamos en nada a Arrieta, y luego hasta llegar
al puente de Mala donde mi amigo David se quedaría en su casa y aprovechamos
para colocar las luces a la bici, se acercó gente a saludarme. Ya era una
caravana larga la que me seguía por el recorrido, era algo muy emotivo y
fantástico, seguí el recorrido ya solo, y cuando ya había pasado
Teguise , subiendo hacia san Bartolomé, tuve la mala suerte de tener un
pinchazo faltando solo unos 26 kilómetros. Era de noche y la caravana era
larga, así que bajé corriendo hasta el coche donde estaba mi otra bicicleta y
cogí la rueda trasera y la cambié directamente para no estar perdiendo tiempo,
seguimos camino, cada vez se me ponía más la piel de gallina cuando ya estaba
viendo que quedaba menos. Llegamos a la zona de Tías y es donde cojo una bajada
hacia Casas Heidi, es una bajada complicada pero genial, era de noche pero no
era problema. Cuando enfilamos hacia puerto del Carmen y ya entrando por la
avenida realmente estaba muy emocionado, además entrando con tanta gente detrás pitando
con los coches, era muy grande ese momento.
Fue llegar y prepararme para comenzar la carrera a
pie, me estaba esperando el atleta Morete para acompañarme corriendo. Al llegar
me dio risa mi padre que vino directo a decirme si lo quería perder o que, por
la bajada ultima que fue muy rápida y con muchas curvas y casi no podía
seguirme en coche. En ese momento David de Tripasión trajo unas ha,burguesas para trodo el equipo que nos supieron a gloria.
Se comienza la carrera después de las 22:20 de la noche y quedaban 42,200 kilómetros, así que empezamos ya lo que sería el maratón último, acompañado de Lorea en bici que realmente estaba más agotada que yo de semejantes 7 días en los que tuvo que estar improvisando cosas que surgían en el transcurso del reto y que eran muy importantes para seguir. Estaban también Astrid, Jennifer, Antonio y lo que me sorprendió más fue cuando me encuentro en Playa Honda a Laura, que fue la persona que me enseñó a nadar y Luis su marido, que estuvieron haciendo el aguante en bici hasta acabar todo. Fue transcurriendo la carrera hacia Arrecife y cuando llego al Gran Hotel dimos la vuelta, ahí nos cogió lluvia en la zona de Playa Honda un chaparrón fuerte y luego paró, pero ni la lluvia nos paraba, todo iba según lo previsto, un ritmo suave pero constante, fuimos hasta el hotel Vik San Antonio, uno de mis principales patrocinadores, donde aproveché para ir al baño y retomamos la vuelta, acompañados por el juez Lorenzo y protección civil. Cuando estaba regresando tuve una molestia en la zona del tendón, Laura me dio un masaje con crema para soltar esa parte y así continuamos hacia Arrecife, donde comprobamos llegando a la playa de El Reducto que no nos darían los kilómetros.
Se comienza la carrera después de las 22:20 de la noche y quedaban 42,200 kilómetros, así que empezamos ya lo que sería el maratón último, acompañado de Lorea en bici que realmente estaba más agotada que yo de semejantes 7 días en los que tuvo que estar improvisando cosas que surgían en el transcurso del reto y que eran muy importantes para seguir. Estaban también Astrid, Jennifer, Antonio y lo que me sorprendió más fue cuando me encuentro en Playa Honda a Laura, que fue la persona que me enseñó a nadar y Luis su marido, que estuvieron haciendo el aguante en bici hasta acabar todo. Fue transcurriendo la carrera hacia Arrecife y cuando llego al Gran Hotel dimos la vuelta, ahí nos cogió lluvia en la zona de Playa Honda un chaparrón fuerte y luego paró, pero ni la lluvia nos paraba, todo iba según lo previsto, un ritmo suave pero constante, fuimos hasta el hotel Vik San Antonio, uno de mis principales patrocinadores, donde aproveché para ir al baño y retomamos la vuelta, acompañados por el juez Lorenzo y protección civil. Cuando estaba regresando tuve una molestia en la zona del tendón, Laura me dio un masaje con crema para soltar esa parte y así continuamos hacia Arrecife, donde comprobamos llegando a la playa de El Reducto que no nos darían los kilómetros.
Así que volvimos hasta El Cable y vuelta y así
cuadrábamos los 42,200
kilómetros, y de allí retornamos a La Marina donde estaba puesta
la meta, todo instalado para finalizar semejante reto, fue algo
increíble, me estaba esperando gente del Ayuntamiento de Arrecife como también
niños y miembros de la Asociación Tiguanfaya,
amigos y mi familia. Ya llegando tenía la piel de gallina, eran más de las
3:15 de la madrugada y hasta que paso el puente y llego a la meta, realmente
fue emocionante después de estar una semana con tantos kilómetros y esfuerzo,
fue algo que es inexplicable, pero estaba muy feliz.
Y ya maquinando de nuevo porque había que comer e ir a dormir para al día siguiente madrugar y unir Lanzarote con La Graciosa mediante el cruce de El Río nadando y realizar un pequeño triatlón además con juez incluido. Así que nos fuimos a comer algo y a descansar que al día siguiente había que madrugar nuevamente.
Y ya maquinando de nuevo porque había que comer e ir a dormir para al día siguiente madrugar y unir Lanzarote con La Graciosa mediante el cruce de El Río nadando y realizar un pequeño triatlón además con juez incluido. Así que nos fuimos a comer algo y a descansar que al día siguiente había que madrugar nuevamente.
12 de octubre, 8:30 de la mañana, desayunar y seguir con la
aventura y poner la guindilla al pastel: salimos destino a Orzola que es
donde me estaba esperando mi amigo Pedro con unos amigos y familia y amigos
míos que me acompañarían a realizar esta travesía. También se encontraba Jorge
que se iba en el barco con las bicis de montaña y la carpa de Scott y
partimos hacia La Graciosa.
Cuando estábamos llegando debajo del Risco nos íbamos preparando para tirarnos al agua, nos tocó un día fantástico igual que los otros 7, fuimos hasta la orilla y de allí comenzamos nadando hasta La Graciosa. Fuimos nadando cómodamente, serían unos 1400 metros aproximadamente. Después de cruzar teníamos la carpa armada en la playa, donde me vestiría para luego coger la bicicleta para hacer un recorrido de 20 kilómetros, pero allí me estaba esperando mi amigo Víctor Guadalupe (que fue el que me dijo un día ¿porque 7 y no 8 islas?), que allí me esperó para al regreso de la bici él y un amigo suyo uruguayo y Rosi la juez, me acompañaron a hacer la carrera a pie de 5 kilómetros, mientras los chicos nos acompañaron en bici haciendo fotos, fue algo muy emotivo lo de esta isla.
Cuando estábamos llegando debajo del Risco nos íbamos preparando para tirarnos al agua, nos tocó un día fantástico igual que los otros 7, fuimos hasta la orilla y de allí comenzamos nadando hasta La Graciosa. Fuimos nadando cómodamente, serían unos 1400 metros aproximadamente. Después de cruzar teníamos la carpa armada en la playa, donde me vestiría para luego coger la bicicleta para hacer un recorrido de 20 kilómetros, pero allí me estaba esperando mi amigo Víctor Guadalupe (que fue el que me dijo un día ¿porque 7 y no 8 islas?), que allí me esperó para al regreso de la bici él y un amigo suyo uruguayo y Rosi la juez, me acompañaron a hacer la carrera a pie de 5 kilómetros, mientras los chicos nos acompañaron en bici haciendo fotos, fue algo muy emotivo lo de esta isla.
Después de realizar el triatlón fuimos a comer un
buen caldo de pescado con gofio escaldado para reponer fuerzas de esa semana tan
intensa, fue fantástico como broche final, luego ya volvimos a Orzola y
llegamos al fin de nuevo a Lanzarote y a descansar,
¡¡Reto finalizado!!
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